Festivales

Sitges 2017

50 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya

Domingo de Cine
Domingo de cine
Published in
11 min readOct 9, 2017

--

por Álex Pruñonosa.

Este 2017 el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges alcanza su 50 aniversario. Para celebrarlo comenzaron el pasado jueves 05 de octubre acompañados de Guillermo del Toro, padrino de la edición, que además aprovechó a presentar La forma del agua. Pero por logística este año no aterrizamos en el festival hasta el sábado, estaremos menos días, pero habrá que aprovecharlos al máximo.

Los maratones nocturnos, las películas de género que se merecen poco más de un “directo a vídeo” — o a streaming, que es lo que se lleva últimamente —, las sorpresas inesperadas, las decepciones que pecan de no sorprender, los retrasos en las sesiones, las carreras hasta el Auditori del hotel Meliá para llegar a una sesión que casi se nos solapaba con otra. Estas son algunas de las cosas que el Festival de Sitges significa para nosotros, no es tanto la película que vamos a ver, sino toda la experiencia que la rodea. Y eso es lo que engancha al público que acude religiosamente año tras año, que no se pierde la Zombie Walk ni las sesiones de madrugada con tres y hasta cuatro películas exhibidas en un programa continuo que puede terminar a las 7 de la mañana.

Desde Domingo de Cine os acercaremos, como ya llevamos haciendo unos cuantos años, nuestra experiencia, con una selección de las películas que seguramente no se corresponda a las mejores (es un clásico particular el perderme todos los años gran parte del palmarés) pero si aquellas que conformen un fresco variado del fantástico anual. Así que allá vamos.

Día 1

Ellen Page en ‘The Cured’ (2017)

Nos estrenamos con The Cured (David Freyne, 2017), una película de zombies en la que nos encontrábamos a Ellen Page como cara más reconocible de un drama que da la vuelta a la epidemia de los muertos vivientes y nos enfrenta a las consecuencias emocionales que sufrirían esos infectados si fuesen curados y recordasen todas las atrocidades que hicieron cuando estaban fuera de control. El director nos entrega un drama apesadumbrado que navega por aguas tan íntimas como la culpa y la redención, pero sin olvidar el discurso política y reflexionar sobre el poder y su corrupción.

Si en papel nos funciona muy bien esta película, una vez vista se enfrenta a varios problemas. En primer lugar la existencia de In the flesh (BBC 3, 2013), una serie inglesa que abordaba un conflicto de forma parecida y de la que esta tampoco se aleja diametralmente y por otro un desarrollo demasiado previsible. En ningún momento nos sorprende, la película discurre por donde debe, siendo este su principal defecto. Personalmente me entretuvo, pero la languidez de sus personajes y la falta de garra llevo a muchos espectadores a no conectar con ella.

Con Replace (Norbert Keil, 2017) estrenamos este año el cine Retiro, una elección que pronto se nos demostró como desacertada. Una joven obsesionada con no envejecer despierta una mañana con un sarpullido en un dedo que pronto comienza a extenderse por todo su tiempo. Desde su confusa narración, hasta sus pésimos actores, pasando por una historia que busca sorprender y que se rebela como un The Neon Demon de baratillo, todo en esta cinta es un desastre que nunca llega a funcionar.

Selma Blair y Nicolas Cage en ‘Mom and Dad’

Suerte que pudimos quitarnos el mal sabor de boca con la divertida e irreverente Mom and Dad (Brian Taylor, 2017). Nicolas Cage y Selma Blair conforman un aburrido matrimonio de los suburbios que se verán afectados por una epidemia que lleva a todos los padres a asesinar a sus hijos. Con una premisa tan loca como salvaje su director decide aprovecharla entregando un mix de momentos divertidos combinados con algunos aterradores — la escena del hospital — . Selma Blair vuelve a clavar un papel políticamente incorrecto y Nicolas Cage juega muy autoconscientemente con la imagen que el espectador tiene de él. Mom and Dad es una de esas películas que agradecen verse en el festival, el público lo dio todo con ella y no faltaron las risas y aplausos a lo largo de toda la proyección.

Cerramos nuestra primera jornada del Festival con un maratón nocturno en el clásico cine Prado que este año finalmente había renovado su patio de butacas, hasta entonces todo un campo de minas donde la elección del sitio equivocado podía terminar con tu culo en el suelo de la sala. Del programa de madrugada solo aguantamos la primera película — haberse levantado a las siete de la mañana para coger el tren a Barcelona no ayudaba mucho — , que en este caso fue The Night Watchmen (Mitchell Altieri, 2017). Esta comedia vampírica en la que unos guardas de seguridad deben enfrentarse al ataque de una horda de vampiros funciona irregularmente. Es un divertimento adecuado para su hora de proyección — una de la madrugada — pero no destaca ni en su humor ni en su acercamiento. Tontería tan simpática como olvidable.

Y hasta aquí dio de sí un primer día en el que pasamos por los tres cines principales del Festival y volvimos a entrar en el mood de aplaudir las escenas más gamberras, vitorear el logo del festival cada vez que aparece en pantalla y abuchear o prorrumpir en carcajadas si el ridículo de la película se presta a ello. Mañana más.

Día 2

Hagazussa de Lukas Feigelfeld

El segundo día lo inauguramos con Hagazussa, una fallida película de terror ambiental, que jugando en la línea de la estimable The Witch se perdía demasiado en sus paisajes y en gustarse a si misma. En su búsqueda de crear atmósferas olvida llevar al espectador con él y pese a lo interesante que pudiese resultar termina siendo un hastío que además falla en una ambientación demasiado pulcra para lo que busca relatarnos.

Algo más de suerte tuvimos con Marrowbone de Sergio G. Sánchez, quizás previsible y con recursos ya vistos en el terror nacional de los últimos años (Los otros, El orfanato…). Una película que en su suspensa se la juega a la falta de perspicacia del espectador, lo malo que es una apuesta que le sale cara y a la que hay que hacer concesiones para que en su estrambótica resolución la risa no se cargue todo el suspense. Un cuento gótico de terror que aprueba y entretiene pero que queda olvidado nada más encenderse las luces del Auditorum.

Con Phoenix Forgotten regresamos a un clásico del género en la última década, el found footage. En este caso utilizando como detonante el faso documental, seguimos la investiagación de la desaparición de unos jóvenes tras el avistamieno de unas luces en el cielo. Resulta interesante, los movimientos de cámara no la hacen muy confusa y termina creando una atmósfera de terror y paranoia bastante efectiva. También la aprobaríamos, quizás con más nota que Marrowbone, ya que consigue que funcione mejor lo que se propone.

El día lo terminamos con Devil’s Gate, protagonizada por Milo Ventimiglia, un thriller que va de más a menos, pero que en sus mejores momentos sabe jugar con el espectador manipulando las expectativas que tiene, tanto por lo que nos cuenta la película, como por las propias convenciones del género con las que juega. Una película que parece ser una cosa y termina desvelándose en otra. Una agradable sorpresa para terminar esta irregular y no muy memorable segunda jornada en el festival.

Día 3

Revenge de Coralie Fargeat

La tercera jornada del Festival ha sido nuestra favorita hasta ahora con dos películas que no nos cansaremos de recomendar cuando finalmente puedan llegar al gran público. Allá vamos.

Revenge de Coralie Fargeat ha sido, por ahora, la mayor sorpresa de lo que llevamos de festival. Lo que podría haber sido un rape & revenge más se convierte en una despiporre feminista rodado con pulso, mala leche y un humor negro muy reivindicativo. La historia es la de siempre en este subgénero, chica que es violada y abandonada al darla por muerta regresa para vengarse de los hombres que fueron responsables. Las diferencias respecto a otras cintas similares, su falta de prejuicios, su pacto con el espectador y su discurso feminista que llega a su culmen en ese clímax final. Toda una joya que los fans del género no os podéis perder.

Tehran Taboo es animación iraní de fuerte calado social. Una crítica a la situación del país a través de las historias cruzadas de diferentes personajes. Es una historia dura, a ratos despiadada, con mucho corazón y a la vez descorazonadora. Una mirada firme a una sociedad que parece querer mirar a otro lado cuando la situación se pone espinosa.

El día (cinéfilamente hablando) terminó con una de mis experiencias favoritas, The Ritual, película que va a ir a parar a Netflix. En cierto modo se podría ver como la contrapartida masculina de The Descent. Un grupo de amigos con un trauma común se van a los bosques de Noruega de excursión, como es lógico, decidirán escoger un atajo que no les llevará a nada bueno. Esta película maneja muy bien el suspense de ese horror que se esconde entre los árboles. He de reconocer que más allá de los sustos me han generado unos cuantos escalofríos con algunos momentos realmente espeluznantes (esa cabaña abandonada…). Por si esto no fuera poco todo su tercer acto se torna en una fantasía de horror lovecraftiana que no tiene desperdicio alguno. Segunda película imprescindible del festival.

Día 4

Mutafukaz (2017)

Nuestra cuarta jornada en el Festival no fue tan productiva, la dificultad para conseguir entradas para algunos de los pases que esperábamos y lo horarios que no nos terminaron de cuadrar nos llevaron a un día bastante ligero en lo que a películas se refiere. Esto tampoco es un problema, sobre todo en un pueblo como Sitges en el que dar una vuelta por los puestos frikis del paseo marítimo, comer o acercarse a la playa tampoco son planes nada desdeñables.

Nuestra película del día fue Matafukaz de Shoujirou Nishimi y Guillaume Renard, una película de animación tan entretenida como carismática. Un thriller de acción y humor con unos personajes tan acabados como entretenidos de seguir. Una trama clásica a la que saben sacar todo el partido y una animación que es capaz de dar vida y humanidad a personajes tan caricaturescos como los que la protagonizan.

Esta fue nuestra única película del día, así que nos alegramos de que al menos nos valiese la pena.

Día 5

Lu over the wall de Masaaki Yuasa

El quinto día de festival comenzó con Lu over the wall, una de las dos películas que Masaaki Yuasa presentaba en Sitges. En este caso nos encontramos con una fábula marina en la línea de Ponyo en el acantilado, pero con un acercamiento más adolescente frente al infantil que tenía la película de Miyazaki. Lo más reseñable, su peculiar animación y algunos momentos espectaculares, pero por desgracia no llega a traspasar la línea que la haga destacar.

En Hostile de Mathieu Turi nos encontramos con un survival post-apocalíptico que por desgracia cae en la vergüenza ajena tanto en su obviedad y uso de los clichés como en su sonrojante resolución. Una película contada en dos tiempos que busca dibujarnos la historia de la protagonista para que entendamos cómo ha llegado hasta allí, el problema es que ese es un viaje que solo hace paradas en lugares comunes, que de tan tópicos ni siquiera resultan creíbles. El entorno post apocalíptico no está mal conseguido, con unas criaturas medianamente inquietantes, al menos hasta que llegamos al clímax final y entendemos lo que buscan contarnos. La carcajada en la sala fue bastante sonada.

The Wall de Doug Liman y protagonizada por Aaron Taylor-Johnson y John Cena es una cinta de suspense bélico que con un entorno muy limitado es capaz de sostener muy bien sus 90 minutos de duración. Un muro, un francotirador y dos soldados acorralados tras la construcción son los ingredientes que necesita el director para hacernos sufrir durante toda la película. Un buen ejercicio de suspense que cumple con lo que se propone.

Los olvidados (2017)

El maratón nocturno (si algo disfruto en Sitges es de estas sesiones dobles y triples cargado con donuts, redbull y patatas) comenzó con Los Olvidados, una especie de Matanza de Texas a la mejicana cuyo principal baza es el entorno, una zona en ruinas que quedó devastada tras una antigua inundación. La historia es la que acostumbra, no faltan jóvenes tomando decisiones idiotas, algunas notas de gore y truculencia y una familia para la que los turistas son el plato principal. Pero aún así y con todo esto, el resultado es bastante fallido, con menos emoción y terror del que cabría esperar de una propuesta así.

Game of Death nos presenta una especie de Jumanji macabro en el que los participantes a un juego de mesa deberán matar a un cierto número de personas en un determinado tiempo si no quieren que su cabeza explote en mil pedazos. Comedia gamberra repleta de hemoglobina que fue un digno entretenimiento que nos ayudó a aguantar hasta la película que más esperaba del maratón, la última.

Cuando la tercera película del maratón nocturno es la que más esperas, más vale que merezca la pena, sobre todo porque ya nos acercamos a las cuatro de la mañana y la tolerancia ya es menor. En este caso Secret Santa de Adam Marcus estuvo a la altura. Si bien, con mejores actores y una revisión más al guión ya habría sido de sobresaliente, sabe jugar muy bien sus bazas. Nos encontramos ante una cena de navidad familiar en la que todos sus comensales se odian, las puñaladas dialécticas se sucenden con más velocidad que con las que se acaban el vino y lo que comienza con comentarios con muy mala leche va derivando en una espiral de violencia tan divertida como disfrutable. Un cierre perfeto para este día tan cargado de películas.

Día 6

La piel fría de Xavier Gens

Nuestra última jornada en Sitges nos dejó una de nuestras películas más esperadas, la adaptación cinematográfica de la novela de Albert Sánchez Piñol, La piel fría. Como adaptación podemos decir que hace un trabajo bastante correcto a la hora de plasmar esos horrores surgidos del oceano y esa locura a la que se va entregando su protagonista, pero también echamos en falta algunos de los elementos más estimulantes del libro y algunos detalles que pasarán desapercibidos para no lectores. A destacar el trabajo tan físico de Aura Garrido, una actriz a la que no debemos perder de vista.

Cerramos el festival con toda una sorpresa venida desde Vietnam, Jailbreak de Jimmy Henderson. Una película, como nos contaron en la presentación previa algunos de los implicados, que es un hito en una industria cinematográfica como la vietnamita, que es apenas inexistentes. Este thriller de acción nos remite a joyas como The Raid con coreografías que quitan el hipo, rodadas con planos largos que nos permiten disfrutar de los movimientos y de los trabajos de los especialistas.

Tras terminar el festival los miembros de Ohhh! TV Podcast nos reunimos para charlas sobre lo que había dado de sí el Festival, comentar el palmarés, destacar nuestras películas favoritas y aquellas que más nos horrorizaron. A continuación podeís escuchar el programa completo en el que desgranamos en detalle todo lo que nos ofreció esta 50ª edición del Festival de Sitges:

--

--