Cine indie

Noah Baumbach

New York I love you, but you are bringing me down…

Domingo de Cine
Domingo de cine
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5 min readApr 7, 2016

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por Irene Otero.

Es uno de los herederos de Woody Allen en la alta comedia neoyorkina. Sus personajes tipo, treintañeros en crisis existencial, luchan por sobrevivir a sus problemas del primer mundo, con un aura de estar siempre colocados. Ligeramente colocados, quizá. Diálogos brillantes y neuróticos a partes iguales marcan el ritmo de la obra de este director nacido en Brooklyn que conforma, junto con Spike Jonze y Wes Anderson, la denominada Generación del 69 del cine independiente americano y que ha convertido a Greta Gerwig en musa del mumblecore. Hoy hablamos de Noah Baumbach.

Hijo de dos críticos de cine, con 27 años ya había dirigido sus tres primeros largometrajes, Kicking and streaming (1995), su opera prima con muy buena aceptación entre la crítica, Highball (1997) y Mr. Jealousy (1997). La primera versión del guión de su cuarta película, Una historia de Brooklyn (The squid and the whale, 2005) era en su totalidad una autobiografía en torno al divorcio de los padres del director, que reescribió en versiones posteriores. En esta obra, Baumbach reflexiona sobre la separación de dos intelectuales en la cuarentena y sobre cómo afecta a las vidas de sus dos hijos, sin edulcorar, sin caer en el drama, con aspereza y con ternura, pero sobre todo con mucho ingenio. Las actuaciones de todo el elenco son estupendas aunque destaca especialmente Jesse Eisenberg, en uno de sus primeros trabajos. Premio a Mejor película y Mejor Director en Sundance.

Vio su primera película de Truffaut a los cinco años. Estuvo casado con Jennifer Jason Leigh, con quien tuvo a su hijo Rohmer, en honor al director francés Eric Rohmer. Está cansado de que le pregunten si se considera un director hipster. Ha escrito dos guiones con su amigo Wes Anderson, Life Aquatic (2004) y Fantástico Sr. Fox (Fantastic Mr. Fox, 2009). Produjo Lío en Broadway (She’s Funny that Way, 2014) de su amigo, el emblemático director del Nuevo Cine Americano, Peter Bogdanovich -quien llevaba sin dirigir más de una década-, una divertida comedia de enredos al estilo del Hollywood clásico. Cuando era pequeño fantaseaba sobre quien acudiría a su propio funeral. Quizá sólo se preocupaba por el número de espectadores.

Margot y la boda (Margot and the wedding, 2007) cuenta la historia de Margot -interpretada por la estrella del star system del momento, Nicole Kidman-, una escritora que se reencuentra con su hermana (Jennifer Jason Leigh) pocos días antes de la boda de esta. Con el humor ácido que caracteriza al director, esta dramedy -que tira más al drama que a la comedy- disecciona a cada uno de los personajes de una manera que recuerda -efectivamente- a Cuento de primavera (1990) Cuento de verano (1996) de Rohmer o a El Silencio (Tystnaden, 1963) de Bergman. Ben Stiller diría algún tiempo después que al final de las películas de Baumbach sus personajes están ligeramente mejor que al principio, y a ese proceso lo bautizó como A Noah happy ending.

Greta Gerwig, que forma equipo con Baumbach dentro y fuera de la pantalla, explicaba en una fabulosa entrevista para The New Yorker, como puede encontrase un guiño a la historia en los primeros minutos de cada película de Baumbach. Greenberg, (2005) la historia de un deprimido Ben Stiller en pena crisis de los cuarenta, comienza con Gerwig en la carretera realizando una incorporación complicada y diciendo en voz alta la frase: ¿vas a dejarme pasar? y la primera escena que vemos en The squid and the whale es un partido de tenis en el que los hermanos se retan: Mama y yo contrata papá y tu. Rodada en Los Angeles esta vez, Greenberg trata de la relación de amor, una vez más en clave de dramedy mumblecore, entre dos personas perdidas en la que Stiller da vida a un personaje desagradable para el espectador, que no tiene nada que ver con el neurótico divertido de Allen, y que sólo produce risas por el frecuente patetismo amargo de las situaciones en las que se ve involucrado. Una película infravalorada que quizá fuerza la excentricidad en algunos momentos concretos del guión, pero resulta en conjunto notable. Primer trabajo de Baumbach y Gerwig que marca un cambio de rumbo en la carrera del director.

Frances Ha (2013) es un homenaje en si misma a la Nouvelle Vague. Un guión coescrito con Gerwig, mucho más optimista y entusiasta que las primeras películas del director, impregnada por el espíritu de la chica más cool del indie. Cinemanía describió la película de manera certera: como si Truffaut hubiera dirigido un episodio de Girls. Grabada en blanco y negro, Frances Ha constituye una muestra de cine superestético, en la que Gerwig interpreta a una aspirante a bailarina de 27 años que se enfrenta con el paso a la edad adulta. La crisis existencial de la treintena, el romanticismo de la ciudad de Nueva York o la poesía de lo cotidiano son las apuestas de esta película de concesiones hipster pero con un trasfondo de emociones realista y muy bien construido que soporta la belleza de sus imágenes con una cierta melancolía.

Frances Ha

Pocos meses después llegaba a las carteleras españolas Mientras seamos jóvenes (While we were young, Noah Baumbach, 2014), una comedia protagonizada por Ben Stiller y Naomi Watts en el papel de un matrimonio de intelectuales sin hijos en sus primeros cuarenta que entabla amistad con una pareja de veinteañeros paradigma del hipsterismo interpretada por Adam Driver y Amanda Seyfried. La cinta abre con una frase de El maestro constructor de Henrik Ibsen sobre el fantasma de la juventud, perfecta para una historia sobre la crisis de la mediana edad, sobre elecciones, sobre autenticidad, y sobre Ben Stiller con 40 años y en monopatín. Según el New York Post: La película más divertida de Woody Allen en los últimos años la ha dirigido Noah Baumbach.

El último trabajo de Baumbach ha sido Mistress America (2015), una screwball con Gerwig de nuevo como protagonista y coautora del guión. Toda la película gira en torno a su personaje, Brooke, una treintañera hiperactiva, con varios trabajos y ninguno en concreto, que cree que vivir en Times Square es lo mejor de Nueva York y que sueña con abrir un restaurante multiespacio en Brooklyn. Con este largometraje, Baumbach se aleja del tono intelectual de Frances Ha y se acerca a la comedia clásica, incluso con una secuencia completa diseñada como homenaje a la obra de Ernst Lubitsch, concretamente la de la visita al ex novio de Brooke. Una obra divertida y sin pretensiones con Nueva York como coprotagonista.

En definitiva, si no conoces la obra de Noah Baumbach y no sabes quien es Greta Gerwig vas a perderte unas cuentas joyitas del indie más de moda. Olvídate de llevar con dignidad tus gafas de pasta y tu camisa de cuadros…¡Feliz semana!

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