Educación

Diario de un rebelde

El peligro del mundo que nos rodea

Domingo de Cine
Domingo de cine
Published in
3 min readJan 11, 2018

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por Carlos Vera.

Basada en la crónica autobiográfica de Jim Carroll The Basketball Diaries, la película, genialmente dirigida por Scott Kalvert y con un estupendo guion de Brian Goluboffnos, nos cuenta las vidas de varios adolecentes, con uno entre ellos que emerge como protagonista: Jim.

Jim es la personificación de una adolescencia dura en medio de un barrio complicado, con días que transcurren entre clases de un colegio católico estricto y represor y sus escapadas de ese mundo opresivo, de esa cárcel: el baloncesto y la poesía como acto catártico. Sus amigos Mickey, Pedro, Neutrón y Bobby, su familia elegida, se erigen como su baluarte de fortaleza, amparo y escape.

Hasta aquí, todo normal, mas todo da un giro radical cuando comienza a adentrarse en el mundo de las drogas; como tantos otros casos, de una forma puntual, esporádica, sutil. Ese punto de inflexión, junto con la muerte de su mejor amigo, es el comienzo de su descanso al infierno, a la adicción, a estar completamente atrapado; a merced de la propia adicción, indefenso. Todo lo que el lector se imagine que llega a hacer para conseguir su dosis diaria, que lo visualice lentamente en su cabeza y lo recree, pues seguramente acierte.

Es un retrato sin límites ni concesiones de un problema de la adolescencia pero también de la sociedad en general. Con ayuda de drogas varias, la pena y el dolor salen a la superficie (al menos momentáneamente, con la sensación de placer y olvido que conllevan), sirviendo de huida parcial de una realidad que se siente adversa, enemiga, ajena. Hay una parte que implica sin duda escapar de los problemas, un abismo que cualquier ser humano debe tener presente en su existencia. Es un juego de equilibrio y control, de ganar o perder. Jim pasará por todas las fases de este juego, ganará y perderá en esas dicotomías.

Sí, es un drama fuerte, pero también necesario. Es un filme duro como pocos, que desgrana el alma humana y sus miserias más penosas y agónicas, con unas historias y unas interpretaciones que no dejan indiferente ni impasible a nadie. Entre estas actuaciones, la del titánico Leonardo DiCaprio recoge de manera tremendamente acertada todos los matices que su papel supone, uno de los más difíciles del cine: el de transformación, el del cambio fluido, la metamorfosis del individuo.

Es una narrativa que nos lleva indistintamente a la luz y a la oscuridad, un relato desesperado de aquel que se encuentra ante una fosa, una oquedad, un vacío que es difícil de llenar. Una historia de la sociedad actual, de sus amenazas y desafíos; inmensa, honesta, desgarradora. Si para cualquier persona esta realidad supone un gran riesgo, para un adolescente este riesgo se eleva y potencia, pues es una etapa de incertidumbre, de tránsito. Arenas movedizas emocionales y psicológicas, donde las influencias, el entorno y el factor suerte juegan un rol clave y decisivo.

Al comenzar el visionado, era consciente de lo que me esperaba; era previsible, pero no intuí algo tan soberbio y explícito, algo tan poético como la actuación de DiCaprio, más aún pensando que está basada en un hecho real. Sin duda, un clásico muy recomendable. A pesar de ser un tema tan trillado con una moraleja tan típica, merece la pena adentrarse en él, vivirlo. Este curso lo he utilizado en mi tutoría de 3º ESO, y creo que les ha emocionado tanto como a mí. Gracias, cine, por expresar ideas y valores que salen de la pantalla, que fluyen y abarcan tantos aspectos y ámbitos, por poner voz a lo que yo no soy capaz de transmitir.

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